Los vecinos se quejan de la música alta que ponen las personas que van a practicar deporte.
Unas barras deportivas (Street workout)instaladas en un parque de Puerto de Sagunto (concretamente el ubicado entre la Calle Churruca y la Calle Olmo) han provocado el malestar de los vecinos cuyas residencias colindan con esta zona de ocio. La razón es que los jóvenes deportistas que acceden a estas instalaciones lo hacen acompañados de altavoces en los que «ponen la música altísima mientras realizan ejercicios», algo que incomoda a los vecinos más cercanos a ciertas horas del día.
Los mismos demandan «un cambio de ubicación de las barras para garantizar que los jóvenes sigan haciendo deporte y que los vecinos pueden descansar y dejar de oír música a todo volumen a distintas horas del día 7 días a la semana», explica un vecino de la zona.
«A nosotros nos parecen genial estas zonas, y que los jóvenes hagan ejercicio, pero también se debe garantizar la calidad de vida de los vecinos. Y muchos de ellos no lo hacen ya que su ejercicio va siempre acompañado de altavoces en los que ponen música muy alta y molestan a los vecinos cuyas casas están separadas a tan sólo una calle de las barras», explica C. J, vecina afectada.
Molestias a las que se suma, sigue explicando otro de los afectados «la total pasividad del ayuntamiento y sus responsables, a quienes ya hemos ido a ver y explicado el problema, cayendo éste en saco roto, ya que nadie ha hecho nada. Quiero aclarar que nuestra queja no está enfocada a los jóvenes que practican deporte, algo que nos parece genial, nuestra queja va dirigida al ayuntamiento y a sus dirigentes, ya que consideramos que un parque comunitario, rodeado de viviendas no es el lugar más adecuado para instalar este tipo de actividad», explica L.M.
Otra de las personas afectadas se suma a la conversación y explica que «ya fuimos a ver al alcalde, quien ha trasladado, dice, nuestro problema al concejal, quien aún no nos ha recibido. El alcalde nos dijo después que el edil habló con un grupo de deportistas y les dio que no se podía poner música, algo a lo que, evidentemente, no han hecho ni caso», se quejan.
Entre 5 y 6 horas. Este es el tiempo que los vecinos, afirman, han de pasar cada día escuchando la música de los deportistas desde sus casas. Como explican, llaman repetidamente a la policía, pero «cuando Los jóvenes ven aparecer el coche bajan el volumen. Cuando se van, vuelven a subirlo, por lo que la presencia policial suele servir de bien poco. Y claro, la policía tiene mejores cosas que hacer, no va a estar toda la tarde ahí controlando que no suban la música».
«¿Tan difícil es trasladar esta zona de moda a otro lugar donde las casas no estén tan pegadas, puedan seguir realizando deporte y no molesten a los vecinos que viven cerca?» pregunta indignado un vecino.
Por su parte, algunos de los deportistas consultados afirman que «es imposible que desde las casas se oiga la música que ponemos, y más ahora que está todo cerrado, ya que muchas veces es la del móvil, y no tiene la potencia suficiente para llegar hasta allí (dice señalando las casas más cercanas) un adolescente. Además, la ponemos baja, para oírla simplemente nosotros mientras hacemos deporte y a unas horas legales», explica atónito al conocer las quejas.
El cambio a otra zona que entienden los deportistas «más alejada del pueblo para no molestar a alguien no es una buena opción. Muchos de los que venimos somos jóvenes y nos desplazamos andando, por lo que ha de estar dentro del pueblo. Además, ahora se hace enseguida de noche y yo si lo ponen en una zona apartada no iría, considero que podría ser peligroso. La gente se queja de todo, que se vayan a vivir al monte», concluye.
