El pasado 17 de abril este periódico me publicó un artículo con el título dos ciudades para todos, donde vertía mi opinión sobre la conveniencia de establecer dos Ayuntamientos, uno para Sagunto y otro para El Puerto, cada ciudad con su propio Ayuntamiento y lo basaba en dos argumentos fundamentales: uno, el despropósito y el despilfarro que era tratar de disimular que dos ciudades, una con 20.000 habitantes y otra con poco más de 40.000, separadas por cinco kilómetros, son la misma. Y el otro argumento era la imagen de barrio marginal cara al exterior que podíamos dar y las consecuencias que ello acarreaba y lo expresaba en estos términos:

En otro orden de cosas el hecho que una ciudad como El Puerto, no sea considerada como tal a todos los niveles institucionales conlleva que se nos tome como pito del sereno en muchos ámbitos, por no utilizar otra expresión quizás mas apropiada. Se podrían poner un sin fin de ejemplos pero citaré algunos recientes. Hace unos años  el señor Ricardo Peralta siendo Delegado de Gobierno de Valencia pretendió llevarse hasta 400.000 metros cúbicos de arena de la playa de El Puerto, de una playa urbana, lo que suponían unos 300.000 metros cuadrados de superficie de playa, algo completamente inaudito en cualquier otro lugar.

Casi por las mismas fechas la deplorable comunicación de la Playa de El Puerto con la de Canet, en lugar de acondicionarla la destrozaron, la abandonaron y así sigue en situación lamentable, como todo el resto del delta del río Palancia.

Y como estas muchas.

Justo, pocos días después de la aparición del artículo, el ferry Sorrento, un barco de 186 metros de eslora, se incendia a 18 millas de Mallorca, transportando vehículos pesados, pasajeros y 750 toneladas de combustible y líquidos contaminantes, según las informaciones de la prensa nacional, quedando a la deriva en las proximidades de la isla.

Unos días antes, en el mismo mes de abril, un caso similar, en el puerto de Las Palmas en Canarias, se incendia un pesquero ruso de gran tonelaje, remolcado a alta mar, se va a pique con toda su carga de combustible, que se escapa de sus depósitos.

En el caso del Sorrento, inmediatamente de apagado el incendio, la delegada del gobierno se reúne con las autoridades de las islas para informarles de la situación y de que en función de como vieran los técnicos el estado del buque, lo remolcarían a un puerto que reuniera las condiciones para su reparación, entre los que se barajaban el de Palma, el de Valencia y el de Tarragona.

Muy mal debieron encontrar los técnicos al buque, cuando, entre los tres puertos previstos, se deciden remolcarlo al... ¡¡de Sagunto, porque tiene astilleros!!. Algo que numerosos ciudadanos de El Puerto hacía días que ya daban por hecho.

Los que tomaron esta decisión debieron pensar, si la ciudad de Sagunto está a seis kilómetros del puerto, ocurra lo que ocurra, no habrá ningún peligro para la población. Y es que El Puerto no existe para las administraciones. Aquí no se consultó ni se informó de ninguna situación a las autoridades locales, porque no existen, aquí se impusieron las cosas a la trágala sin mayor consideración.

Una vez más, el desprecio y la falta de respeto hacia nuestro pueblo ha sido manifiesta. Una vez más nos toman por el pito del sereno. Y un motivo más para seguir manteniendo la defensa de dos ciudades para todos.

El Puerto debe aparecer en el mapa no solo desde el punto de vista geográfico, sino también desde el punto de vista político y administrativo, no solo por el respeto debido a todo el mundo, también porque nos interesa desde todos los puntos de vista.

En otro orden de cosas el remolque del Sorrento a nuestro puerto, ha vuelto a poner de nuevo sobre el tapete, el permanente chantaje a que nos tienen sometidos con el tema de los puestos de trabajo. Se han oído voces, pocas, de que esto conllevaba puestos de trabajo para la población, la permanente zanahoria que nos enseñan delante para hacernos tragar ruedas de molino. Desde el cierre de Altos Hornos, esto es una constante, desde entonces nos han prometido, que si levantamos los brazos, aparecerán miles y miles de puestos de trabajo. Si alguien tiene la curiosidad, puede consultar las hemerotecas, y comprobará, que no han sido miles de empleos los creados sino, cientos de miles (virtuales claro).

El futuro industrial de la comarca y de El Puerto en concreto está ligado al futuro industrial del resto del país, y el empleo y el desempleo exactamente igual, van unidos al principio de solidaridad.

Tanto PP como PSOE, en su papel de sicarios, hace tiempo que apostaron por crear un país de camareros y emigrantes. Mientras este tándem siga en el poder, será difícil cambiar de rumbo. Pero este asunto merece un análisis más profundo.

Ramón García Ortín