¿Reindustrializar?

Viernes, 12 Febrero 2016 15:06

Si alguien quiere reindustrializar nuestra ciudad sin contar con quienes saben de industria, permítanme decirles que se equivocan. Sin la opinión y el compromiso de los directivos de nuestras grandes empresas, de los empresarios locales, que forman una red alrededor de éstas, y de los trabajadores, representados por unos sindicatos, especialmente bien formados, no hay nada que hacer.

Podremos hacer los estudios que se quieran, y está muy bien, pero si apartamos a los protagonistas por cuestiones políticas inconfesables, vamos mal. Sería un hito histórico mundial que universitarios y políticos, sin contar con los protagonistas de la empresa y los trabajadores, reindustrializaran una zona. Es imposible.

Pero aquí siempre vamos un poco más allá. No conformes con esto, resulta que a quien se encarga el informe (la UJI de Castellón) se ubica en un territorio que compite directamente con Sagunto (al menos) en intereses industriales, agrícolas, turísticos, económicos y logísticos. Es de nota, sinceramente. ¿Le encargaría Ford a Citroën un informe sobre qué tipo de automóvil producir? Pues eso. Sería de un buenismo enternecedor, si no fuera increíble, poner en manos de tu competidor tu futuro. Es un suicidio.

Claro que creo en las sinergias y en la competitividad de grandes áreas y territorios en un mundo global y, también, en economías de escala. Ahí tiene que competir toda la Comunidad Valenciana con el Consell de la Generalitat al frente con toda su potencia industrial, logística, portuaria e intermodal.

Pero ese no es nuestro objetivo directo como Ayuntamiento, ya que no depende de nosotros al completo. Ese es otro plano, importantísimo y vital, en el que hay que mantener la capacidad de incidencia que tuvimos en pasadas legislaturas.

Hablo de micro-competencias que, localmente, suponen la vida o la muerte, suponen consolidar tu modelo productivo industrial o renunciar a él. La lucha por los tráficos en nuestro puerto y su diversificación, las mejores conexiones en ancho europeo, los nodos logísticos, la opción de una zona franca y el valor añadido de suelos como Parc Sagunt son fortalezas que hay que hacer realidad con toda la decisión y ambición que seamos capaces. Y sobre todo, sin dudas.

Hay mucho camino recorrido, pero hay que rematar: O somos los primeros, o no seremos. La actividad industrial no entiende ni de vacilaciones, ni de dudas ni de indefiniciones. Sólo hay una respuesta posible a si queremos ser una ciudad industrial: SI. Un SI absoluto, decidido, sin condiciones y, sobre todo, sin complejos. Bastante hicimos el ridículo con dudas y trabas sobre Saggas, Unión Fenosa, UBE, la ampliación del puerto y tantas otras.

Esto no significa renunciar ni al turismo, ni al medio ambiente, ni a la agricultura, ni al sector terciario. Nuestro territorio está bien definido y no hay interferencias entre dichas actividades, bien al contrario, son compatibles y complementarias. Algo se ha hecho bien, pues, además de poner en valor en los últimos ocho años más patrimonio histórico e industrial que en los 25 anteriores.

Pero volvamos a la industria. La industria valenciana, española y europea no vive de ocurrencias, vive de pedidos y carga de trabajo que provienen de su calidad, innovación y competitividad. Mala forma, pues, de ayudar a la industria desde un Ayuntamiento es subirle los impuestos, no sólo por la forma en que limitan su capacidad para competir, sino porque se lanza un mensaje horrible hacia otros posibles inversores: “No os queremos aquí, no nos gustáis”. Lamentablemente ese es el mensaje que hoy se está lanzando.

Tampoco debe ser muy motivador para invertir en Sagunto ver en medios informativos cómo desde su Ayuntamiento hay una batalla abierta contra empresas como Lafarge. Pugnan por ser competitivos, por mantener su factoría y, con ello, el empleo de más de doscientas familias.

El convenio con el Ayuntamiento hizo todo esto compatible con preservar el Monte de Romeu. Ahora se cambian unilateralmente las reglas pactadas. Ni es serio, ni se dice la verdad a los ciudadanos, ni se da una imagen favorable a los inversores. La seguridad jurídica y la capacidad de la administración para generar confianza no son, precisamente, valores menores para un enclave industrial.

¿Y qué pasa con otras cuestiones que tienen que ver con la Administración, con su capacidad de dar valor añadido al territorio? ¿Qué pasa con las infraestructuras? Había que ver al actual gobierno municipal cómo reivindicaban al Consell del PP cuando ellos estaban en la oposición. Hoy están afónicos, peor, se han quedado mudos.

Ni una de las inversiones previstas, pero no sólo eso, es que algunas como en el caso de los nodos logísticos han desaparecido del presupuesto. ¿Qué pasa con nuestra plataforma logística? Nada se sabe. ¿Qué pasa con la duplicación de la autovía de Parc Sagunt? No hay noticias. ¿Qué pasa con la conexión de ésta con el by pass y la autovía de Aragón? Silencio y olvido ¿Cuántas reuniones ha habido con puertos del Estado y Fomento para conseguir agilizar el acceso ferroviario al puerto? Ninguna ¿Qué fue de nuestro proyecto de zona franca? Se escondió en un cajón y en paz. Y así muchas más. Es una pena contemplar con que desdén despreciamos oportunidades.

Reconocer errores y rectificar no tiene por qué entenderse como un síntoma de debilidad. Y si así fuera, eso sería lo de menos si al final se consiguen los objetivos y resultados perseguidos. Contemos con el “know how” de empresas y sindicatos.

Superemos los complejos de ser una ciudad industrial.

Respetemos y cuidemos a nuestras empresas. Allanemos el camino a las nuevas inversiones. Demos seriedad y confianza a los inversores. Reivindiquemos lo que nos corresponde. Luchemos por las inversiones. Y, fundamentalmente, creamos en nuestra ciudad y su fortaleza industrial.


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